En una cacerola se pone a calentar el aceite. Una vez en su punto, se doran los trozos de pollo por tandas y se reservan en un plato. En este mismo aceite se echa la cebolla pelada y muy picada, dándole vueltas con una cuchara de madera durante 7 minutos, más o menos, hasta que se empieza a dorar.
Se vuelven a poner los trozos de pollo en la cacerola.
En un tazón se disuelve la sopa con el vino y se añade el agua caliente (la que indique el sobre, menos la correspondiente al vino, que suele ser, más o menos, un litro). Se vierte esto en la cacerola por encima del pollo. Se añade el ramillete y se sala ligeramente, teniendo en cuenta que la sopa lleva sal. Se cubre la cacerola con tapadera y, a fuego mediano, se deja de 40 minutos a una hora (según sean de tiernos los pollos).
Mientras tanto, se lavan muy bien los champiñones, se cortan en láminas, quitándoles las partes con tierra, y se ponen en un cazo con la mantequilla, el zumo de limón y sal. Se hacen a fuego lento durante unos 10 minutos. En el momento de ir a servir el pollo, se retira el ramillete y se agregan los champiñones con su jugo y la crema (si se quiere). Se revuelve todo muy bien y se sirve en fuente más bien honda.
Se puede adornar la fuente con unos triángulos de pan fritos o servir un poco de arroz blanco aparte.
- 2 pollos de 1¼ kg. cada uno, trinchados en trozos no muy grandes,
- ¼ kg. de champiñones frescos,
- 25 gr. de mantequilla,
- el zumo de ½ limón,
- 1 sobre de sopa-crema de champiñón (Knorr, Maggi, etc.) de 4 raciones,
- 1 vaso (de los de vino) de vino blanco,1 cebolla pequeña (60 gr.),
- 5 cucharadas soperas de aceite,
- 1 ramillete (un diente de ajo, una hoja de laurel, una ramita de tomillo y una ramita de perejil),
- 1 litro de agua (menos un vaso de los de vino),
- la mitad de ¼ litro de crema líquida (facultativo),
- sal.